jueves, 14 de enero de 2010

Síntoma: Del poema al poeta


“Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen… hablo”
Pizarnik, Alejandra
Fragmentos para dominar el silencio.



El objetivo del presente trabajo es dilucidar las fases del síntoma en el acto analítico, tomando en cuenta para ello las nociones teóricas trabajadas en la cátedra desde Freud y Lacan ubicándolas dentro de los polos del poema y el poeta.
La elección de estos términos no es azarosa, las formaciones del inconsciente, (en nuestro caso particular el síntoma) y la poesía son creadas en su relación al significante, toman de el su materia prima. La condición para que haya psicoanálisis es justamente que el inconsciente este estructurado como un lenguaje, solo por esta es posible que el síntoma ceda a la interpretación y permita así virajes subjetivos. “No hay ninguna significación que no se sostenga sino es por la referencia a otra significación”[1] , el síntoma histérico como bien diría Freud “habla”, tiene valor de palabra, aunque el sujeto no sepa nada de ello[2].
A partir de la enseñanza de Lacan la estructura no esta situada en no se sabe que profundidades insondables del psiquismo, la estructura esta articulada en el discurso del sujeto, se revela en “los efectos que la combinatoria pura y simple del significante determina en la realidad donde ella se produce”; constituye la “máquina original” que pone en escena al sujeto en el campo de nuestra experiencia”[3]
Un poema tradicionalmente se nos presenta en “verso”, tiene alguna extensión, un paciente a lo largo de las entrevistas preliminares “versa[4]” su historia, como lo señalara Lacan en su primer enseñanza bajo el termino de epopeya. Este, designa un poema narrativo extenso con un elevado estilo, con acciones grandilocuentes, con personajes heroicos o de suma importancia en el cual interviene lo sobrenatural o maravilloso[5]; es así que nos vamos encontrando con el relato, un relato donde el acento o la responsabilidad de lo que ocurre esta referida a los otros, a la mala suerte, al azar, las acciones en él pueden ceñirse desde la imposibilidad, la insatisfacción, la vacilación, la precaución, está presente un penar constante que actuó como disparador para la lectura de su texto.
El paciente “dice lo que cree que es verdadero, lo que el analista sabe es que solo habla cerca de lo verdadero, porque ignora lo verdadero en si”[6].
Es el momento donde el sujeto no reconoce al síntoma como sufrimiento, no advierte que padece de él porque obtiene del mismo un doble beneficio, hay un predominio de quejas hacia los otros, pero ninguna implicancia subjetiva.
El síntoma en el inicio del análisis es creencia, hay evidentemente un trabajo que hacer aquí, una vez leído el “poema épico” habrá que ir desbrozando la estructura de sustitución que deja ver el síntoma, produciéndose así poco a poco que el sujeto advierta algo nuevo para él en este relato, que empiece a jugarse en él la responsabilidad de haber escrito este y no otro poema que lo dice. “La inserción del narrador en el texto es un lugar fértil para precisar las diferentes implicaciones del sujeto que habla o bien, que es hablado”[7] proporcionando así el desplazamiento del poema al del poeta, génesis presente en el sujeto a través del síntoma, incluyendo en su núcleo la capacidad de la construcción de nuevos sentidos.
Evidentemente algo en el relato insiste y muestra la presencia de otra cosa, revela que el síntoma es una suerte de cobertura, de presentación del goce (evidenciado esto en la torsión de la enseñanza lacaniana a partir del seminario XI) Es decir, no todo es significante, no todo reside en aquello que se puede decir, hay una cara pulsional a tener en cuenta de aquí en más, donde el juego de posiciones entre el que narra, el que escribe y el que firma comienzan a interactuar.
Reconocido el síntoma como algo causado por una cierta relación con el goce, en el sujeto surgirá la necesidad de desembarazarse de eso, querer hacer otra cosa más que padecerlo y es así que aparecerá una demanda dirigida al analista (síntoma analítico) y la posibilidad entonces de transformarse en poeta.
¿Que es entonces un poeta? En términos generales un poeta es aquel quien compone obras y esta dotado de las facultades necesarias para comprenderlas y como diría Freud anticipar al psicoanalista, habrá poesía en tanto y en cuanto haya un sujeto capaz de asumir un nuevo orden de relación simbólica con el mundo[8] el discurso del paciente a través del recorrido analítico va rubricándose en virtud a las interpretaciones haciendo que el síntoma obtenga su valor subjetivo y particular por lo tanto no universalizable, la epopeya empieza a cobrar otro valor, la orientación divina o las manifestaciones del azar presentes en la misma comienzan poco a poco a desvanecerse.
Un poeta es aquel que no describe lo que ve, sino que apunta a lo que en el mundo es enigmatico y no se ve por estar en el mundo.
Empieza así a jugarse algo en relación a la autoría, un síntoma que ya no buscara su reconocimiento en el Otro, sino que deviene motor pulsional de su mismo acto. Entramos desde aquí al campo del Objeto a que es el que provoca y cosquillea por el interior, es como lo definiría Miller “lo que queda de la inconsistencia del Otro del significante”[9] ligado a lo singular, a la propia invención, incidencia de Lalengua sobre el ser hablante.
El síntoma comienza a jugarse como respuesta del sujeto a lo traumático de lo real, como lo que no cesa de inscribirse en lo real, se tratara entonces de develar el agujero del “no hay relación sexual” que muchas veces fuera velado por el “verso”, por la poesía “en el intento de escribir lo imposible, el imposible encuentro con el otro sexo – la relación sexual- hay que caracterizar dos grandes modalidades de la literatura, una de ellas se vuelca hacia el lado de la significación a la hora de enfrentarse con ese agujero en lo simbólico que es lo imposible… la otra forma de literatura intenta procurar, más allá de las limitaciones que impone la significación, una relación más estrecha con lo real”[10] Desde este viraje necesario, el trabajo del analizante se ceñirá entonces en el atravesamiento del fantasma, de su falso ser para conocer su síntoma, saber hacer con, saber desembrollarlo, manipularlo más que velar la imposibilidad con significantes metafóricos que sustituyan el que falta , se tratara de arrojarse a la imposibilidad vaciando de sentido a las palabras, se tratara de la destitución subjetiva, en tanto la salubridad de dejarse de hacer preguntas y “estar a la altura de hacer lo que hay que hacer”
“Si el síntoma es retorno de lo reprimido, si el síntoma es manifestación de lo pulsional, lo que se haga en el encuentro con el sujeto en torno al síntoma decide sobre lo que vendrá, decide sobre lo que puede suceder y lo que no puede suceder en el vinculo terapéutico cualquiera que sea”[11]
El destino del síntoma dentro del análisis no tendrá que ver entonces con la restauración del equilibrio homeostático perdido, el alivio de la ansiedad y su atenuación, el síntoma es una apuesta se buscara a través de el un estado nuevo y desconocido del paciente al que acceda por del atravesamiento de su fantasma, que tome decisiones sin Otro, es una apuesta a sostener en estos tiempos donde lo más propio de uno, donde esta la puerta de salida o de ¿entrada? trata de ser abolido por la época a un mero trastorno, a un sitio que engloba a sujetos particulares bajo significantes que ordenan su posición respecto de los otros como universal.
El lugar del síntoma para el psicoanálisis, vializa al conocimiento del autor, del verdadero autor, el psicoanálisis responde con un “atrévete con la poesía te esta permitido saber” y desde allí, desde todo el recorrido y la férrea convicción del síntoma como nuestra singularidad y como apuesta, nos invita a habitarlo como poetas, manteniendo la resonancia de lo que sabe hacer el inconsciente con las palabras y el saber hacer con el síntoma alcanzado por el recorrido analítico fuera de la palabra misma, centro exterior, letra, trazo que nos atraviesa y singulariza, entender esa fundamental semejanza como ligada a lo que, en la condición humana, hace a cada uno absolutamente singular[12].



Bibliografía

Chamorro, Jorge y Otros “ Ecos entre el psicoanálisis y la literatura”, Buenos Aires, Cuadernos del Instituto Clinico Buenos Aires, 1° 2007.
Diccionario de la real academia española. España, 22°2001.
Gorostiza, Leonardo “A cada uno su despoblador” en“La Mujer De Mi Vida” Buenos Aires, Numero 55- invierno 2009.
Lacan, Jacques Seminario XXIV “ L´insu que sait de l´ une-bevue s´aile a mourre, Susana Sherar, Buenos Aires Escuela Freudiana de Buenos Aires.
Lacan, Jacques, Escritos I “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud” Buenos Aires, Siglo veintiuno 2° 2002 .
Lacan, Jacques, Seminario V “Las Formaciones del inconsciente” Buenos Aires, Paidos
Lacan, Jacques, Seminario XI “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” Buenos Aires, Paidos 13° 2006.
Lombardi, Gabriel “La clinica del psicoanálisis: El síntoma y el acto” Buenos Aires, Atuel 1° 1993.
Maleval, Jean Claude “Locuras histéricas y psicosis disociativas”, Buenos Aires Paidos 5° 2009.
Miller, Jacques Alain “De la naturaleza de los semblantes” Buenos Aires, Paidos 1° 2002.
Miller, Jacques Alain y otros en “Psicoanálisis y Poesia” Colofón 25, 2005.
Miller, Jacques Alain, “Introducción al método psicoanalítico” Buenos Aires, Eolia-Paidos 5° 2006.
Pizarnik, Alejandra, “Poesía Completa”, España, Lumen 2° 2001.




[1] Lacan, J., “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”, en Escritos Tomo I
[2] Miller, Jacques Alain “Un esfuerzo de poesía” en Colofón 25 Poesía y psicoanálisis. Hacia un significante nuevo
[3] Maleval, Jean Claude “Locuras histéricas y psicosis disociativas” Paidos. 5° reimpresión 2009.
[4] En la polisemia del termino encomillado, remarco este argentinismo tan usado para señalar algo del engaño en el discurso.
[5] Diccionario de la Real Academia Española.
[6] Lacan, J Seminario XXIV “L´ínsu que sait de l´une-bevue s´ aile a mourre . Trad. Escuela Freudiana de Buenos Aires.
[7] Chamorro, Jorge y otros “Ecos entre la literatura y el psicoanálisis” Cuadernos del Instituto Clinico de Buenos Aires, 2007
[8] Lacan, J Seminario III Las psicosis
[9] Miller, Jacques A. “De la naturaleza de los semblantes”
[10] Aleman Jorge y Otro “ la vecindad de poesia y psicoanálisis” En Colofón 25 pag 23
[11] Lombarda, Gabriel “ La clinica del psicoanálisis II :El síntoma y el Acto” Atuel 1993
[12] Gorostiza, Leonardo “A cada uno su despoblador” En :La mujer de mi vida Ed Invierno 2009.

1 comentario:

  1. Excelente articulo Licenciada.
    Espero prontas subidas de informacion.

    Atte. Lic. Foster

    ResponderEliminar