jueves, 29 de septiembre de 2011

“Clínica psicoanalítica y teoría de los Nudos” La dirección de la cura en la psicosis a través de los aportes de la teoría de los nudos.

El objetivo del presente trabajo se centra en el redoblamiento que implica la clínica psicoanalítica, teniendo en cuenta que el psicoanalista siempre debe ser dos, el del lado del acto y el que piensa.
Una de las cuestiones mas relevantes para mi a lo largo de la maestría fue descubrir la aplicación de los distintos “aparatos de formalización clínica”, encontrando un más allá de las construcciones nosograficas, subvirtiendo conceptos de la psiquiatría para poder innovar y pensar de una manera distinta la experiencia analítica, manteniendo el estandarte psicoanalítico del uno por uno.
Es por ello que en este trabajo pretendo establecer el impacto de la lógica nodal en las direcciones de la cura en las psicosis, para establecer lo que la lógica nodal puede decir, más allá de una pura descripción de signos y criterios, abriendo paso así la Clínica de las suplencias.

Cuando Freud aconsejaba un tratamiento de prueba, su objetivo era desprenderse rápidamente de los casos que resultaban ser psicóticos o que amenazaban con serlo, Lacan mismo en el retorno a los textos Freudianos sostiene esa prudencia, sosteniendo que es bien conocido que, un análisis puede desencadenar desde sus primeros momentos una psicosis, recortando que no podemos intervenir analíticamente (Cf. Lacan, J Seminario III Las psicosis).
Pero como el psicoanálisis hace de sus obstáculos causa, las investigaciones siguieron y permiten hoy día delimitar una posibilidad de no retroceder frente a las psicosis.
En los avances de la teoría se produce una versión del síntoma cuya naturaleza es goce, goce revestido, síntoma letra cuya perspectiva se afianza con el aparato de formalización constituido por “la teoria de los Nudos”, abriendo paso a una nueva topología que permite una nueva perspectiva sobre la estructura del sujeto en la cual lo imaginario, lo simbólico y lo real se articulan de tal forma que atrapan al objeto a en un agujero central. Se establecerá así que el Nudo no solo es un modo de abordar la estructura sino que Es la estructura “el nudo es de lo real”. Señalara que, “hay tipos de síntomas y con ello tipos de nudos”.
La cadena borromea esta compuesta por tres redondeles de cuerda entrelazados de tal forma que, si se corta uno, los otros dos quedan libres. “La realidad en la que se mueve el ser hablante sólo se construye mediante este cruzamiento”, el nudo borromeo esta enlazado por un cuarto que es el Nombre del Padre.
A la inversa, la carencia de estructura borromea produce así una deslocalización del goce, que luego invade al sujeto de forma parasitaria :
En el caso de la paranoia hay una puesta en continuidad de los tres registros, los tres se han colapsado y e indiferenciado. Es una locura de la personalidad, lo imaginario esta pegoteado.
En el caso de la esquizofrenia se interpenetran los registros Simbólico y Real) y se produce el desprendimiento, desanudamiento de lo imaginario.
Estos desanudamientos dependen muchas veces de la caducidad del sinthome que reforzaba la cadena, como cuarto nudo, como reparación de la falla del anudamiento, remiendo al lapsus del nudo. Esto mismo por ejemplo puede explicar casos donde se describieron apariciones de fenómenos elementales en personas que habían sido privadas por tratamientos de sustitución después de años de practicas toxicómanas, trastornos de la alimentación, obesidades, etc. lo que deja entrever el papel de cuarto nudo, intento de solución que evitaba el desencadenamiento franco de una psicosis.
Así se establece la posibilidad de la lectura de la estructura psicotica desde el uno por uno, observando en cada caso donde se produce el lapsus del nudo para poder pensar así cierta viabilidad en la construcción de un nuevo remiendo “De un modo empírico, lo que orienta la clínica puede consistir en localizar eso que en determinado momento para un sujeto se desengancha en relación con el Otro. Esta localización aclara, retroactivamente, el elemento que hacia de enganche y permite así dirigir la cura en el sentido de un eventual reenganche” (Cf. Miller y Otros “La psicosis ordinaria”) Esto nos lleva a pensar el estatuto de los síntomas en cada sujeto y su posible función como guía para nuestra practica.
Hay antecedentes en el corpus Freudiano mismo sobre la idea de suplencias, como por ejemplo lo traumático que no se puede tramitar por el principio de placer, puede serlo mediante enfermedades corporales, accidentes que dejan marcas en el cuerpo, etc. Las marcas indican la pertenencia de un sujeto a una clase, a un amo, el problema es cuando uno no tiene marcas que lo agarren. Muchas veces curar la enfermedad hace enloquecer al sujeto.
No se tratara entonces de ir acumulando un número de signos que confirmen un diagnostico cerrado, cuya dirección de la cura se limite a la vertiente medicamentosa, teniendo como estandarte el discurso del amo intentando ubicar un “para todos”, un universal.
La clínica de las suplencias establecida por estos desarrollos teóricos dejara entrever así por los lapsus del nudo efectuados o posibles psicosis sin psicosis, en el sentido fenoménico de lo psiquiátrico clásico.
Las denominadas psicosis ordinarias llevan a un replanteo, a una actualización de la noción de desencadenamiento, antes vivido como explosivo y manifiesto, pudiendo observarse en nuestra consulta psicosis donde no hay trastornos del significante, sino individuos que han vivido sinthomatizados, es decir con cierta solución singular al posible desanudamiento, casi siempre se trata de un partenaire síntoma, de una cruz, que si bien los hace sufrir evita la invasión de goce, el desanudamiento.
En tanto posición del analista, la teoría de los nudos permitirá un abordaje que va desde lo universal de una nosografía a lo más singular, a través de la palabra y de la transferencia.
El analista ofrecerá así la posibilidad de escucha, alojamiento, respuestas, lazo. La dirección de la cura apuntara siempre a la singularidad y desde allí a reintroducir el goce a su función de semblante haciendo de semblante de objeto para delimitar un lugar vacío. Sabiendo que, distintas cosas podrían venir a ocupar ese cuarto anudamiento (pluralización de los Nombres del Padre).
El analista que trabaje con una cadena no borromea tendrá en cuenta que, si hay fenómenos que recubren la inexistencia del Otro, como por ejemplo un fenómeno psicosomático, una practica artística, una elección de pareja, no se tratara de desarmarlo o extinguirlos sino de reconocer su función de anudamiento. No se tratara ya de una posición de secretariado del alienado, sino observar y sostener las invenciones particulares de cada caso, se tratara más bien de un artesanado, pensando como creación a aquello que elabora, tramita y anuda el lapsus y teniendo en cuenta que, en muchos casos la construcción del personaje forma parte de la solución del sujeto.
Tomando el seminario XXIII podemos concluir que “el analista es sinthome”, esto significa que, su función le permite reparar el lapsus del nudo y no retroceder así frente a la psicosis, sino renovar la apuesta en el caso por caso.



Bibliografía


Horne, B. Muñoz, P. Barros, M. Cochia, S. San Miguel, T. “Casos clínicos” Revista Ancla Nro 2.
Lacan, J. El seminario III “Las Psicosis” Paidos
Lacan, J. El seminario XXII “R.S.I” Inédito
Lacan, J. El seminario XXIII “El sinthome” Paidos
Maleval, Jean Claude “La forclusión del Nombre del Padre. El concepto y su clinica” Paidos Campo Freudiano.
Miller y Otros “La psicosis Ordinaria” ICBA Paidos
Muñoz, Pablo. “De locuras, encadenamientos y desencadenamientos” Revista Ancla Nro 2.
Schejtman, F. “Síntoma y sinthome” Revista Ancla Nro 2